«Ya hace más de 25 años pero recuerdo perfectamente cómo lo viví…
Tenía 11 años, era la primera vez que estaba ingresada en un hospital, y por supuesto nunca había estado antes en un quirófano, recuerdo que me llevaron a un pasillo antes de entrar al quirófano, me dejaron sola allí, lo que para mi fue una eternidad, estaba muerta de miedo no podía parar de llorar, finalmente, aparecieron dos enfermeras que intentaron darme ánimos y consolarme, sin mucho éxito, mi estado era de pánico… Aunque en esos momentos agradecí estar acompañada aunque fuera por ellas.
Después vino el anestesista, yo había pedido anestesia epidural, y supongo que al verme así, decidió asustarme aún más, explicándome que la técnica de la epidural era muy peligrosa ponérmela en el estado en el que me encontraba y que había posibilidad de que si no me estaba quieta mientras me pinchaba con una aguja más grande que su mano, me podía quedar parapléjica, ante eso aún me puse más nerviosa y entre en pánico, por supuesto le dije que general, después me metieron a quirófano, recuerdo sentir mucha angustia al ver que me iba quedando dormida, porque veía que todo el mundo estaba de aquí para allá en el quirófano pero no sentía que nadie estuviera pendiente de mí… Fue una experiencia muy traumática.»